NoticiasAmaya García

Bimbo Mini Cakes rediseña empaque y lanza nuevos sabores

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Bimbo Mini Cakes rediseña empaque y lanza nuevos sabores

Los productos Bimbo, ya sean las galletas o los mini cakes, han probado, año tras año, ser uno de los favoritos de los puertorriqueños. En un esfuerzo para continuar atrapando el gusto de los boricuas a la hora de merendar, la marca —cuya compañía matriz es la empresa Holsum— lanzó al mercado dos nuevos sabores de su línea de mini cakes, guineo y maíz, además de un rediseño del empaque de los mini cakes de vainilla. Todo con el propósito de darle un toque más divertido y moderno con la renovación de los empaques y ofrecerle al público nuevas alternativas de sabores.

Como marca, Bimbo ya está establecida en la memoria y el corazón de diversas generaciones de puertorriqueños, y sus productos aún son disfrutados por niños y adultos en el País. No obstante, como la competencia se agudiza en cuanto a las opciones de postres en los estantes, la marca decidió reinventarse con los consumidores en cuanto al empaque de uno de los productos favoritos —los mini cakes de vainilla— además de introducir dos sabores nuevos al mercado, para así ampliar sus ofrecimientos.  

“Bimbo ahora se encuentra en el mismo entorno que muchos otros productos que no están a la par a nivel de calidad, gusto y sabor”, explica Josue “Nuno” Oquendo, director creativo de Say, agencia encargada del rediseño de los productos. “La textura que tiene el empaque, el estampado, el foil, cómo se siente el empaque…lo comparas con muchos competidores y ya desde ahí sientes que el producto tiene un nivel de calidad mayor que muchos de los que están compitiendo por la lonchera de los niños hoy día. Hay un statement de que esto es un producto que lleva muchos años y que hay una calidad y un sabor detrás de ellos.”

Enfoque en los colores

“El rediseño de los empaques responde, no solo a una evolución orgánica del producto y su público, sino también a un rediseño más grande de la marca en otros productos. Aunque los empaques son muy modernos, se mantuvo la identidad del producto y el factor adorable del característico oso Bimbo. Por ejemplo, Bimbo siempre se ha caracterizado con el color azul, por eso el empaque de vainilla lleva ese color.  Ya los otros colores de los empaques vinieron más para identificarlos y para que la gente los relacionara con el sabor que tienen. El maíz obviamente es amarillo y el guineo también, pero le dimos una tonalidad diferente para que se diferenciara,” explicó Soraya Ríos, la ejecutiva de la cuenta de Bimbo para Say.

El rediseño de los minicakes de vainilla y el lanzamiento de los nuevos sabores de guineo y maíz se está difundiendo a través de un comercial de 20 segundos que se transmite por televisión e internet. Según Oquendo, entre Say y Holsum como cliente, desarrollaron una producción en stop-motion, animada por Orlando Santiago, como una manera novedosa de destacar el producto. Parte de los retos, cuenta el ejecutivo, era comunicar los nuevos sabores y el rediseño del producto de una manera juguetona en un corto tiempo.

“Fue bien chulo como, en vez de tener un pie forzado sobre cómo entablamos todo esto en una pieza, creamos una narrativa e hicimos un storytelling, donde nuestros mismos productos nos cuentan la historia”, explica Oquendo. “Creamos un elemento fantasioso donde ellos mismos nos narran que ellos van a existir y formar parte de tu lonchera. Tenemos una pieza donde de repente tenemos el minicake de maíz navegando en este espacio corriendo hacia su empaque. Se da cuenta cómo nace el minicake de guineo, y eventualmente todos terminan reuniéndose dentro de sus mismos empaques. Todos teníamos unas referencias ya bien claras de cómo queríamos trabajar esto. Para no perder lo apetitoso del producto, había que hacerlo por medio de fotografía y por eso lo hicimos en stop motion.”

Cliente como cómplice

Ambos ejecutivos destacaron que parte de la labor del rediseño y del comercial en stop motion se debe al feedback y la complicidad del cliente en crear una pieza única, sin música, divertida, que saliera del estándar de comerciales en televisión. “Una de las cosas que más le gustó al cliente fue no tenía música y rompía con el patrón de lo que estás acostumbrado a ver en tv”, explica Ríos. 

“A nivel de cliente, es chulísimo ver que ellos tomen esos riesgos, que entiendan que a esto no le hizo falta música, que lo defienda y que salga asi”, añade Oquendo. “Pudiera decir, nos hace falta música porque todo el mundo la está usando y me da miedo, pero desde el principio estuvo claro, lo entendió, supo la referencia y nos dijo, esto está perfecto”.